El pasado verano se vivió un pequeño "culebrón" con el fichaje de Marcelinho Huertas, ex jujador del Baskonia, por el Barça Regal. Con la palabra "culebrón" se entiende que su fichaje se demoró más de lo previsto y tardó en concretarse, pero nada similar al humo que se vende cuando se trata de fútbol.
Tras abandonar Ricky Rubio la disciplina del Barcelona al finalizar la temporada pasada, Chichi Creus, su director deportivo, supo al instante que el director de orquesta para el nuevo proyecto tenía nombre y apellido: Marcelinho Huertas. Hasta la fecha el tiempo le está dando la razón.
Marcelinho es un base puro: asistente, buen penetrador, seguro desde la "línea de 3" cuando se encuentra sin oposición, y lo más importante, fenomenal lector de juego. Todas esas virtudes le llevaron al quinteto ideal de la ACB en 2008 y 2011. Ricky Rubio, por otro lado, tiene todas las papeletas para ser un base de leyenda, pero le faltaba experiencia, medir los tiempos. Cuando se le presenta un partido trabado, sin ritmo, y con muchas faltas, le cuesta trabajo elegir la decisión correcta en cada posesión. Evidentemente es un base con innumerables virtudes que no vamos a descubrir ahora, pero su segundo año en el Baça, fue, en gran medida, decepcionante. Marcelinho es más veterano, más "perro viejo", con experiencia en mil batallas, y sobretodo, es un base "más ACB". Tiene y sabe dar velocidad al juego, pero lo que es más importante, sabe cuando parar. Para una plantilla de calidad y de elevada edad como la del Barça Regal, es necesario un director de sus características, pero como siempre sucede, el tiempo dará y quitará razones.
Como conclusión a estas líneas destacar lo que ha mejorado Boni N'dong respecto del año pasado, en gran medida, gracias al que se ha convertido en su socio "número 1", Marcelinho Huertas.