martes, 10 de agosto de 2010

El Presidente de los presidentes...

El pasado 30 de junio abandonaba la presidencia del Barcelona el archiconocido Joan Laporta; tras siete años y poco menos de un mes en el cargo se puede afirmar, con permiso de Johan Cruyff, que el Barcelona dirigido por Laporta ha firmado la etapa más brillante y más gloriosa de su historia.

Todo empezó hace siete años en una espectacular batalla librada contra Lluís Bassat, un distinguido publicista que venía de perder los anteriores comicios contra Gaspart. Esta vez Bassat, acompañado por Guardiola en la secretaría técnica, lo tenía todo a su favor para acceder a la presidencia, pero para su desgracia se cruzó en su camino la plataforma "anti-núñez" del Elefant Blau, comandada por aquel entonces por un grupo de jóvenes empresarios, desconocidos para el gran público, que destilaban una energía poco común en este tipo de acontecimientos. Finalmente estos últimos decantaron la balanza a su favor al anunciar un acuerdo con el Manchester United por David Beckham, el cual hay que decir que acabo prefiriendo los millones de Florentino. El indiscutible e indiscutido número uno de esta sociedad se llamaba Joan Laporta.

Corría el año 2003, el Madrid había ganado la Liga en un tremendo pulso con una sorprendente Real Sociedad; el Barça por su parte, se había clasificado en la última jornada para disputar la UEFA como sexto clasificado, en una notable segunda vuelta dirigida por el gran Radomir Antic. Problemas deportivos aparte, el Barcelona se hallaba inmerso en la peor situación económica de su historia moderna, agravada por una profunda crisis institucional en la que un tal Reina fue el último mohicano del peor Barça de los últimos tiempos, dirigido y abandonado a la deriva por Joan Gaspart y su junta directiva. Ese mismo club era recogido en el verano de 2003 por Laporta y su séquito.

En primer lugar había que traer a un entrenador. Tras sondear a Hiddink y a Koeman, apareció como tercera opción un joven técnico sin apenas experiencia y que transmitía una extraña sensación de desconcierto. Se llamaba Frank Rijkaard y estaba a punto de comenzar el proyecto más bonito de la historia del Barça. Por otro lado, tras el no de Beckham, la nueva directiva necesitaba un golpe de efecto, un fichaje para hacer olvidar el motivo por el cual se habían impuesto en las eleciones, la respuesta se llamaba ni más ni menos que Ronaldinho. Con Ronaldinho sobre el césped, el Camp Nou se olvidó de todo. Bien es cierto que el pimer año fue difícil, de transición, de hecho tras una mediocre primera vuelta, Sandro Rosell encabezó un sector de la directiva que pretendía echar a Rijkaard y traer a Scollari. Laporta se negó en rotundo y aparecieron las primeras discrepancias en la junta. Finalmente Rijkaard dio con la tecla y el Barça acabó la Liga segundo clasificado tras una espectacular remontada. Se empezaba a escribir un futuro dorado.

En el verano de 2004 destacaron dos nombres por encima del resto: Deco y Samuel Eto'o. El primero llegó en una negociación express, dirigida al igual que la de Ronaldinho por Sandro Rossel, tras romperse a última hora las negociaciones con Michael Ballack. El segundo protagonizó el culebrón del verano, tuvo como protagonista al ya mentado Samuel Eto'o y como actores secundarios de lujo a Florentino Pérez, a Joan Laporta y al entonces presidente del Mallorca. Tras romper las negociaciones con David Trezeguet, el Barça incorporó a sus filas al que se iba a convertir en el mejor delantero del mundo durante los seis próximos años. Este fichaje además, provocó la segunda guerra fría en la junta directiva culé, ya que Rosell era más partidario de contratar a Torres o a otro delantero por temor a Florentino Pérez, teoría que Sandro defendía también, argumentando que el propio Florentino no desveló el fichaje de Beckham hasta que se produjeron las elecciones de 2003. Esta guerra interna terminó desencadendo la mayor crisis institucional en los siete años de Laporta y que provocó a su vez la dimisión de la mitad de la junta directiva formada en 2003. Este segundo año el Barcelona acabó como campeón de Liga, pero eliminado de la Champions por el Chelsea. Al año siguiente se volvió a ganar la Liga y Rijkaard y los suyos, tras tomarse la revancha contra el Chelsea, alzaron la segunda Champions de la historia del club.

Tras dos años de crisis a todos los niveles, el Barcelona tenía que tomar soluciones. En primer lugar se despidió a Rijkaard, un técnico para la historia, y en contra de la opinión pública, que decantaba las encuestas en favor de Mourinho, Laporta tomó la difícil decisión de contratar a Guardiola para el primer equipo tras su brillante paso por el filial. Posteriormente se decidió vender a Ronaldinho y Deco, hasta entonces estrellas indiscutibles del equipo, y se decidió cambiar a los "jefes" del equipo apostando claramente por la cantera. A la vista de todos están los resultados. Tras estos dos últimos años triunfales Laporta se despidió del barcelonismo, debido a que los estatutos de la entidad impiden cumplir un tercer mandato.

Haciendo balance de estos últimos siete años, parece evidente que la gestión deportiva ha sido perfecta. Por poner un pero, y a la vista de los resultados, el segundo año de margen que se les dio a Ronaldinho y compañía seguramente estuvo de más, pero, ¿quién no les hubiese dado el beneficio de la duda? Por otro lado está la parcela económica; el Barcelona ha pasado en siete años de ocupar la cola del top 10 en Europa, a ser junto al Real Madrid el equipo que más dinero genera en el mundo. Colabora con Unicef año tras año realizando una pequeña aportación publicitaria que le impide conseguir más ingresos. Además de todo esto, hemos de recordar que Laporta, nada más entrar, echó a los nazis del Camp Nou; algo en lo que ha sido pionero en el fútbol español y que le costó cantidad de amenazas de muerte hacia él y hacia su familia.

Mención aparte merece la mala prensa que tiene Laporta en toda España debido fundamentalmente a su declarado catalanismo. Se le acusa de hacer política, ¿por qué? ¿Por declarar abiertamente que se siente catalán en vez de español? ¿Por poner la bandera catalana en la camiseta del Barça? Que yo recuerde hay varios equipos que proclaman su españolismo abiertamente y que meten banderitas en sus camisetas y nadie les dice que están haciendo política. Además, conviene recordar que otros clubes como el Valencia, el Español o el Athletic Club, también han portado banderas de su comunidad, pero a "la caverna mediática de la capital" le resulta más entretenido linchar a Laporta; asimismo es de sobra sabido que el Barça siempre ha sido y se ha reconocido un club catalán. Política aparte, es de justicia valorar a Laporta en aspecto personal, fundamentalmente en la cercanía que siempre ha mostrado hacia el aficionado. Raro es el día que no se le vio en los aeropuertos de toda España firmando autógrafos y fotografiándose, al mismo tiempo que aguantaba insultos e improperios de lo más variopintos. El presidente del eterno rival por el contrario, prefiere ir acompañado por su escolta personal para no permitir a nadie acceder hasta él. A mi manera de ver, el único punto negro de la gestión fueron las renovaciones de contrato, acompañadas por altísimas indemnizaciones, que se llevaron a cabo un mes antes de acabar el mandato, con el único fin de boicotear a Sandro Rosell y su nueva junta directiva. Pero a pesar de esto, no tengo ninguna duda de que Joan Laporta ha sido el mejor presidente del que ha podido disponer el Barça, y estoy igualmente convencido de que dentro de 50 años se le recordará como lo que realmente ha sido, el mejor presidente de la historia del club.