jueves, 17 de noviembre de 2011

Italia y la ELA, tema tabú


¿Se imaginan ustedes que en una fábrica, en un colegio, en un pueblo, o en cualquier lugar de este maravilloso “mundo desarrollado” se diese una enfermedad mortal con un porcentaje 20 veces superior a los registros medios del país?

Haciendo un ejercicio de imaginación, se pueden suponer ustedes las hordas de trabajadores manifestándose y exigiendo indemnizaciones por contaminación de productos químicos usados en la fábrica, a los padres quejándose de las antenas de móviles cercanas al colegio, o bien, a todo un pueblo protestando por las filtraciones al agua subterránea procedentes de vertidos  de la industria química más cercana a sus casas.

Ahora bien, ¿qué pasaría si esta situación se produjese en un deporte de élite? ¿Y si además afectase a decenas de jugadores que en su día coparon páginas en periódicos deportivos? La respuesta es... NADA; nada más allá de un triste partido homenaje para lavar conciencias, del cual procede la foto que acompaña a esta reflexión.


Esta situación, por inverosímil que parezca, se está dando en Italia, donde actualmente 43 antiguos profesionales del fútbol, de 30.000 estudiados, padecen la terrible enfermedad de esclerosis lateral amiotrófica, más conocida por sus siglas, ELA; es una terrible enfermedad degenerativa que postra al afectado en una silla de ruedas hasta su muerte, en un periodo de 4 años como término medio.

Durante los últimos años, cada vez que se sacaba el tema y se insinuaba como causa la generalización del dopaje en Italia en los oscuros 80,90 y primeros años del siglo XXI, se intentaba tapar mediante inverosímiles teorías y explicaciones que todo el mundo aceptaba y daba por buenas para no tener que sacar de debajo de la alformbra un sucio tema que apesta, al igual que los miles de vertederos ilegales gestionados en Italia, los cuales a su vez merecerían otro post, pero que no trataré por ser éste un blog deportivo.

¿Cuáles son las absurdas excusas esgrimidas? A mí particularmente lo que más me ha llamado la atención es que un informe llevado a cabo por especializados científicos (lo cual me hace dudar de la valía de muchos de ellos), establecía la existencia de cianobacterias en los campos de fútbol europeos; la prensa al hacerse eco de la situación, lo publicó y todo el mundo se quedó tan contento.

A fin de cuentas, para qué preguntarse porqué en el resto de países no se producen estos casos entre los deportistas, o porqué no se da entre futbolistas amateurs en igual o mayor proporción, o porqué no se realizan análisis para detectar su presencia en los organismos de las personas y estudiar así sus posibles efectos.

Una teoría, bastante graciosa, es la que sostiene una corriente de gente que defiende que dichas cianobacterias son producidas por el césped natural, y que por ello la FIFA, que al parecer trata de oculatarlo, esté promoviendo la construcción de campos de hierba artificial; toda una conspiración judeo-masónica digna de un libro de Dan Brown o una película de James Bond. Pero no acaba ahí la cosa, hay diversas teorías sobre el tema cada cual más esperpéntica, recogidas en su mayoría por los medios de comunicación, como pueden ser las siguientes: alteraciones genéticas (los deportistas, por lo visto, deben de ser de una raza especial), traumatismos en piernas y cabeza (supongo que entonces en el rugby habrá un caso de ELA cada 100 practicantes), o la más absurda de todas, ¡la inhalación de humo de tabaco! (estos futbolistas, que deben ser todos unos fumetas).

Y ahora paso a exponer la explicación que más razonable me parece, debida a un lastre que se cebó con los deportistas en Italia durante esos años, la cual está a su vez demostrada por fiscales y firmes sentencias, y que generaron consigo múltiples escándalos. Además, últimamente parece que se está trasladando a España (espero que dentro de 20 años no tengamos los mismos problemas). Esa explicación es, ni más ni menos, que el dopaje; no deja de ser curioso que los medios de comunicación y algunos “expertos” la rechazasen, alegando que el ELA no se daba entre ciclistas. Evidentemente es de suponer que no se habrán parado a investigar que las sustancias dopantes entre deportes no siempre son las mismas, es decir, que hay diversas variaciones en función de aquellas funciones que se desee mejorar, no es lo mismo prolongar el cansancio que recuperar "milagrosamente" un músculo lesionado. Hay decenas de sustancias que mejoran el rendimiento con sus propias características y diferentes laboratorios que las fabrican, asimismo cada médico usa sus propios métodos y medicamentos, desde bolsas de sangre con plásticos de alta calidad, hasta otras que, en parte, se disuelven en la sangre (un saludo al ciclista español que espera resolución de la AMA); resumiendo se puede concluír, que cada país, cada médico, y cada deporte tienen sus particularidades en materia de dopaje (lean el caso BALCO en USA, o un largo etcétera). 

Es de sobra sabido que durante muchos años en Italia se produjo una generalización del dopaje con absoluta impunidad (y en otros países, otro día hablaré de los JJOO de Barcelona), desde aquella Juventus de Moggi que todos recordamos, pasando por los equipos del sur de Italia, hasta llegar a los años 2000 y 2001, donde Bucchi y Mónaco (Perugia); Stam y Couto (Lazio); Davids (Juventus); Torrisi (Parma),etc… dieron positivo, y lo que es peor, todos aquellos que no dieron, porque como sabrán sólo se descubre una ínfima parte de lo que en verdad sucede, y más en fútbol, donde los controles brillan por su ausencia, o más bien, por su escasez. En dopaje, como en todos los ámbitos de la vida, el ladrón siempre va por delante del policía.

Por otro lado, cabe destacar, que no se tienen demasiado en cuenta las declaraciones de muchos futbolistas, por las cuáles, se achaca la ELA a las infiltraciones, antiinflamatorios y demás fármacos que tomaban en su época (qué eufemismos nos usan estos chicos); para qué investigar a los laboratorios y las generaciones continuadas de medicamentos que supuestamente van a tratar a enfermos de cáncer y diversas enfermedades, y que en realidad, en su mayor parte, acaban en cuerpos sanos de deportistas de élite.


En definitiva, aquí os presento un caso que apesta, que nadie quiere investigar hasta sus últimas consecuencias por miedo a lo que se podría descubrir, porque en definitiva, lo primero es el pan y el circo en el que se ha convertido el fútbol y el deporte en general como escape a los problemas de la sociedad.



                                                                                            Edited by: Piti