¿Se imaginan ustedes que en una fábrica, en un colegio, en un pueblo, o
en cualquier lugar de este maravilloso “mundo desarrollado” se diese una
enfermedad mortal con un porcentaje 20 veces superior a los registros medios
del país?
Haciendo un ejercicio de imaginación, se pueden suponer ustedes las
hordas de trabajadores manifestándose y exigiendo indemnizaciones por contaminación
de productos químicos usados en la fábrica, a los padres quejándose de las
antenas de móviles cercanas al colegio, o bien, a todo un pueblo protestando por
las filtraciones al agua subterránea procedentes de vertidos de la industria química más cercana a sus
casas.
Ahora bien, ¿qué pasaría si esta situación se produjese en un deporte de
élite? ¿Y si además afectase a decenas de jugadores que en su día coparon
páginas en periódicos deportivos? La respuesta es... NADA; nada más allá de un
triste partido homenaje para lavar conciencias, del cual procede la foto que
acompaña a esta reflexión.
Esta situación, por inverosímil que parezca, se está dando en Italia,
donde actualmente 43 antiguos profesionales del fútbol, de 30.000 estudiados,
padecen la terrible enfermedad de esclerosis lateral amiotrófica, más conocida por sus siglas, ELA;
es una terrible enfermedad degenerativa que postra al afectado en una silla de
ruedas hasta su muerte, en un periodo de 4 años como término medio.
Durante los últimos años, cada vez que se sacaba el
tema y se insinuaba como causa la generalización del dopaje en Italia en los
oscuros 80,90 y primeros años del siglo XXI, se intentaba tapar mediante
inverosímiles teorías y explicaciones que todo el mundo aceptaba y daba por
buenas para no tener que sacar de debajo de la alformbra un sucio tema que
apesta, al igual que los miles de vertederos ilegales gestionados en Italia, los
cuales a su vez merecerían otro post, pero que no trataré por ser éste un blog
deportivo.
¿Cuáles son las absurdas excusas esgrimidas? A mí particularmente
lo que más me ha llamado la atención es que un informe llevado a cabo por especializados
científicos (lo cual me hace dudar de la valía de muchos de ellos), establecía
la existencia de cianobacterias en los campos de fútbol europeos; la prensa al
hacerse eco de la situación, lo publicó y todo el mundo se quedó tan contento.
A fin de cuentas, para qué preguntarse porqué en el
resto de países no se producen estos casos entre los deportistas, o porqué no
se da entre futbolistas amateurs en igual o mayor proporción, o porqué no se realizan
análisis para detectar su presencia en los organismos de las personas y
estudiar así sus posibles efectos.
Una teoría, bastante graciosa, es la que sostiene una
corriente de gente que defiende que dichas cianobacterias son producidas por el
césped natural, y que por ello la FIFA, que al parecer trata de oculatarlo,
esté promoviendo la construcción de campos de hierba artificial; toda una
conspiración judeo-masónica digna de un libro de Dan Brown o una película de
James Bond. Pero no acaba ahí la cosa, hay diversas teorías sobre el tema cada
cual más esperpéntica, recogidas en su mayoría por los medios de comunicación,
como pueden ser las siguientes: alteraciones genéticas (los deportistas, por lo
visto, deben de ser de una raza especial), traumatismos en piernas y cabeza (supongo
que entonces en el rugby habrá un caso de ELA cada 100 practicantes), o la más
absurda de todas, ¡la inhalación de humo de tabaco! (estos futbolistas, que
deben ser todos unos fumetas).
Y ahora paso a exponer la explicación que más
razonable me parece, debida a un lastre que se cebó con los deportistas en
Italia durante esos años, la cual está a su vez demostrada por fiscales y
firmes sentencias, y que generaron consigo múltiples escándalos. Además,
últimamente parece que se está trasladando a España (espero que dentro de 20
años no tengamos los mismos problemas). Esa explicación es, ni más ni menos,
que el dopaje; no deja de ser curioso que los medios de comunicación y algunos
“expertos” la rechazasen, alegando que el ELA no se daba entre ciclistas.
Evidentemente es de suponer que no se habrán parado a investigar que las
sustancias dopantes entre deportes no siempre son las mismas, es decir, que hay diversas variaciones en función de aquellas funciones que se desee mejorar, no es lo mismo prolongar el cansancio que recuperar "milagrosamente" un músculo lesionado. Hay decenas de
sustancias que mejoran el rendimiento con sus propias características y
diferentes laboratorios que las fabrican, asimismo cada médico usa sus propios
métodos y medicamentos, desde bolsas de sangre con plásticos de alta calidad, hasta
otras que, en parte, se disuelven en la sangre (un saludo al ciclista español que
espera resolución de la AMA); resumiendo se puede concluír, que cada país, cada
médico, y cada deporte tienen sus particularidades en materia de dopaje (lean
el caso BALCO en USA, o un largo etcétera).
Es de sobra sabido que durante muchos años en Italia
se produjo una generalización del dopaje con absoluta impunidad (y en otros países,
otro día hablaré de los JJOO de Barcelona), desde aquella Juventus de Moggi que
todos recordamos, pasando por los equipos del sur de Italia, hasta llegar a los
años 2000 y 2001, donde Bucchi y Mónaco (Perugia); Stam y Couto
(Lazio); Davids (Juventus); Torrisi (Parma),etc… dieron positivo, y lo que es
peor, todos aquellos que no dieron, porque como sabrán sólo se descubre una
ínfima parte de lo que en verdad sucede, y más en fútbol, donde los controles brillan por
su ausencia, o más bien, por su escasez. En dopaje, como en todos los ámbitos
de la vida, el ladrón siempre va por delante del policía.
Por otro lado, cabe destacar, que no se tienen demasiado en cuenta
las declaraciones de muchos futbolistas, por las cuáles, se achaca la ELA
a las infiltraciones, antiinflamatorios y demás fármacos que tomaban en su
época (qué eufemismos nos usan estos chicos); para qué investigar a los
laboratorios y las generaciones continuadas de medicamentos que supuestamente
van a tratar a enfermos de cáncer y diversas enfermedades, y que en realidad,
en su mayor parte, acaban en cuerpos sanos de deportistas de élite.
En definitiva, aquí os presento un caso que apesta, que nadie
quiere investigar hasta sus últimas consecuencias por miedo a lo que se podría
descubrir, porque en definitiva, lo primero es el pan y el circo en el que se
ha convertido el fútbol y el deporte en general como escape a los problemas de
la sociedad.
Edited by: Piti