lunes, 27 de septiembre de 2010

El león se vistió de blaugrana...

Esta semana tocaba San Mamés, la Catedral, el estadio de los estadios con la afición de las aficiones. San Mamés es un estadio especial, único en la Liga, recuerda sobremanera a los campos de fútbol ingleses, la afición aprieta sin tregua los noventa y pico minutos de partido, y una vez que acaba el partido, cerrada ovación para los suyos. Las tardes de lluvia en Bilbao, como la de ayer, agitan más aún si cabe a la afición y al equipo, y el campo transmite un olor a césped recién cortado que se puede percibir prácticamente desde el salón de casa.

El partido comenzó muy vivo, con un Athletic valiente que salió a presionar arriba desde el primer minuto. Como en partidos anteriores Busquets actuó de libre, bajando a recibir todos los balones de Valdés. Esta vez la variante volvió a funcionar, en parte porque el resto del equipo supo leerlo y se mantuvo unido en todo momento. Me gusta lo de Busi de tercer central para partidos de este calibre, pero para partidos como el del miércoles contra el Sporting creo que no sirve de mucho, de hecho el miércoles el equipo se partió y costaba mucho engranar jugadas de mediocampo hacia delante. En el Camp Nou los rivales apenas presionan y tus delanteros están unos metros más arribal de lo habitual, por lo que poner a Busquets tan atrás no lo veo necesario. Caparrós, listo como un zorro, sabía que Guardiola iba a usar la fórmula del libre y salió a taponar con fuerza la posible salida de balón de Piqué y Busquets, dando "cierta libertad" a Puyol. Admiro muchísimo a Caparrós, me encantan los entrenadores de chándal que gozan como él en tardes de lluvia como la de ayer, cuando le escucho hablar en ruedas de prensa, pienso que tiene en la cabeza un universo inabarcable. Y ayer conocía perfectamente sus armas, presión, presión y presión. Seguramente pensó que el campo embarrado les favorecía, y que cuanto más se embarrase mejor. Se equivocó, el Barça le robó al Athletic por una noche el traje de león y le superó físicamente, si a esto le añades la condición técnica de los jugadores del Barça, la derrota es prácticamente segura. La única opción que te queda es rezar para que los delanteros riales se harten de fallar ocasiones, de hecho esto ocurrió hasta bien entrado el segundo tiempo. Pero el Barcelona tiene tantos recursos, que si falla la primera línea entra en juego la segunda. Y así fue como los culés, aprovechando el cansancio del Athletic y los espacios dejados tras la expulsión de Amorebieta, decantó el partido a su favor. El Athletic apenas inquietó la portería del Barcelona salvo en los minutos finales con el gol, tras paradón de Valdés, de Gabilondo. Ni siquiera Llorente pudo provocar ningún acercamiento al área rival, Piqué, que ayer ofreció una exhibición de como debe de jugar un defensa central, le secó a la perfección. Piqué es un falso lento, en carrera mide las distancias perfectamente y sabe actuar tanto en moquetas como en campos embarrados con la misma solvencia.

El Barça salvo así una de las salidas complicadas de la temporada, como pero se puede añadir que esa fortaleza que muestra a domicilio, nueve puntos de nueve posibles con ocho goles a favor, la debe mostrar también en casa, tres puntos de seis posibles con un solo gol a favor. Desde luego el camino parece el correcto.