La selección española de baloncesto llegó a Turquía con la aparente ilusión, la aparente unión y el aparente carácter de siempre. Además se presentaba con las importantes ausencias de Calderón y de E.T. Gasol, que a la postre se antojaron decisivas, pero que mantuvieron intactas la esperanza del equipo y de la afición española. España aterrizó en Turquía con la indiscutible vitola de claro candidato al título.
La primera fase transcurrió con notables sobresaltos; el primero, ante la paupérrima selección francesa, que con un espíritu napoleónico consiguió tumbar a la Roja y celebrar así su particular mundial. Francia acabó cuarta la primera fase y regresó a casa a las primeras de cambio. Otra cosa fue el partido contra Lituania, una selección poderosa que dominó a España de principio a fin. La permisividad de la primera fase del mundial de básket y la calidad de Navarro y compañía permitió a La Selección concluír la primera fase como segunda de grupo, cruzándose de esta manera en octavos contra la temible Grecia. De Grecia hay que añadir que se dejó perder la última jornada contra Rusia, para así poder evitar a España en octavos, pero cual fue su sorpresa al descubrir que Nueva Zelanda se cargó al débil combinado francés, y condenó a los helenos a un cruce fraticida que precipitó su eliminación. "De esta manera evitamos a U.S.A. hasta la final" era el run-run generalizado entre la afición. Razones no faltaban, el año pasado en el Europeo sucedió lo mismo. El gran problema fue que los jugadores también lo creyeron.
El partido de octavos fue otra historia. Como ya se ha dicho, España se enfrentó a la siempre potente selección griega, que a pesar de la importantísima baja del sempiterno Papaloukas, dominó a los españoles durante los tres primeros cuartos y parte del último. España fue siempre a remolque, los griegos eran superiores tanto por dentro, con el grandísimo Scorsiaritis a la cabeza, como por fuera, con la innumerable lista de geniales tiradores helenos desde el perímetro. España sufría muchísimo en defensa, lo cual impedía las transiciones contra la degradada selección griega, Scariolo lo percibía impotente desde el banquillo, y finalmente, tras tres cuartos y medio de dominio griego, el técnico italiano preparó una defensa zonal 2-3 que se le atragantó, y de que manera, a los jugadores helenos. La jugada salió bien, pero hasta los menos entendidos en baloncesto fuimos conscientes de la temeridad que supuso aquella zona con Diamantidis, Spanoulis, Fotsis, etc. enfrente. La kamikazada le salió redonda, todo perfecto y a cuartos contra Serbia.
En cuartos esperaba la polémica Serbia, digo esto en alusión a la espectacular pelea que protagonizaron serbios y griegos pocos días antes del comienzo del torneo. La pelea fue lamentable y erroneamente la FIBA hizo la vista gorda pero, ¿a quién se le ocurre organizar un AMISTOSO entre Serbia y Grecia? En cualquier caso Serbia se plantó en cuartos y curiosamente, el partido ante Serbia tuvo similitudes al que nos enfrentó a Grecia. España todo el partido a remolque, funcionando a arreones como los americanos, pero sin ser americanos, es decir, desorganizados, pocas variantes defensivas, mala dirección de los bases, transiciones espesas, pero talentosas acciones ofensivas encabezadas por el grandísimo Juan Carlos Navarro que permitieron a España igualar el partido al finalizar el tercer cuarto. El comienzo del último periodo fue de claro dominio Serbio, la defensa Roja seguía con su particular empanada y de repente nos encontramos con una "genialidad" de Escariolo, defensa en zona 2-3. Si funcionó contra Grecia, ¿por qué no va a funcionar contra Serbia? Pues sencillamente porque las decisiones kamikaze suelen salir una vez, pero dos no, y menos contra jugadores yugoslavos, que si por algo han destacado a lo largo de la historia es por su excelente muñeca. El vendaval serbio destrozó la zona española desde el perímetro, pero a pesar de todo, España consiguió igualar el partido a 25 segundos del final gracias a las genialidades de Rudy y Navarro en los minutos finales. La defensa final fue un chiste, se produjo un cambio absurdo a siete u ocho metros del aro que dejó a Garbajosa defendiendo a Teodosic. Probablemente Ricky o Llull no hubiesen podido evitar el extratosférico triple, pero eso no quita para admitir que la última defensa fue horrible. Y eso por no hablar de la posesión final, con tus cinco mejores tiradores en pista y a falta de poco más de un segundo para el final, tres abajo, y tras pedir tiempo muerto, mandas sacar de fondo a Navarro, tu mejor tirador, y recibir el balón a Garbajosa, el más tosco de los cinco, de espaldas al aro y teniendo que botar. A los serbios no les hizo falta ni hacerle personal, sencillamente la perdió.
Las conclusiones que se pueden sacar son variadas. En primer lugar hay que resaltar que faltaba la megaestrella del equipo; aparte de eso, a una semana del Mundial, cuentas en tus filas la mejor dirección del campeonato, pero uno de ellos se lesiona y hay que traer a Raúl, un base de relleno, y contar con LLull, un tweener alborotador que chirría en una selección tan veterana como la española. Hay que recordar que aquellos juniors de oro han llegado ya a la treintena y no es posible pretender ganar un Mundial con Garbajosa como titular y con un banquillo que apenas aporta soluciones. También hay que mencionar que el nivel de tres de los cuatro pilares de este equipo, como son Ricky, Rudy y Marc, no ha sido el esperado. Sólo Navarro ha tirado del carro. Y por último está Escariolo, un técnico contrastado, con una chulería innata, que no ha sido capaz de acertar con el engranaje de esta nueva selección. Es más, ha tenido tres tiempos muertos calientes con España y ha fracasado en todos ellos. Todos recordamos aquélla última bola de la primera fase del europeo que mandó jugarse a Llull, evidentemente falló, pero no fue culpa de Llull. La segunda fue contra U.S.A. en un ataque nefasto que terminó con Ricky en la esquina errando el triple, tampoco fue culpa de Ricky, ni de Rudy, que se jugó el segundo triple con Durant encima. La tercera, evidentemente, fue contra Serbia en el presente Mundial.
No fue Llull, ni Ricky ni Rudy, ni Garbajosa, el gran culpable ha sido siempre Sergio Escariolo, que no ha sido capaz de conseguir con España una gran jugada de pizarra en un partido caliente. Tampoco ha sabido encontrar grandes soluciones defensivas en ningún momento. Ni tan siquiera ha sabido tratar a la prensa. Es por ello por lo que me permito concluir diciendo: ¡Arrivederci España! ¡Arrivederci Escariolo!