viernes, 14 de septiembre de 2012

El reto de Thiago

Thiago Alcántara promocionó a la plantilla del primer equipo del Barcelona en el verano del 2011 tras un existoso paso por las categorías inferiores del club. Recaló en el Camp Nou al mismo tiempo que Cesc Fàbregas, hecho que propició numerosas dudas y debates sobre la progresión del hispano-brasileño. Pero poco tardó Guardiola en disipar cualquier interrogante ya que en la primera jornada de Liga alineó a ambos de inicio y el equipo jugó de maravilla.
Thiago continuó disponiendo de minutos durante en el primer tramo de temporada, su trabajo consistió fundamentalmente en ayudar en tareas defensivas por banda derecha y, al mismo tiempo, tratar de aportar en la salida de balón y posterior construcción de las jugadas; se supo adaptar perfectamente a la nueva variante 3-4-3 puesta en práctica por Guardiola. Todo marchó sobre ruedas hasta la final del Mundial de Clubes, punto en el que el equipo alcanzó su apogeo. La alineación que presentó Pep contaba con tan sólo tres defensas y, nada más y nada menos, que 7 centrocampistas. Uno de ellos fue Thiago, que colaboró directamente en la gesta que coronó al Barcelona campeón del mundo. A partir de ese día el equipo entró en una dinámica negativa que le hizo perder muchos puntos y el hispano-brasileño fue perdiendo protagonismo. A pocas semanas de acabar la temporada se lesionó y no pudo ni terminar ésta, ni disputar los JJOO de Londres.
Tras aproximadamente un año y medio de aprendizaje y adaptación, llega el año de la reválida para Thiago, un año en el que ya no se jugará con el 3-4-3, un año de madurez, en el que Xavi no disputará los 70 partidos a los que nos tiene acostumbrados. Será un año en el que Thiago deberá demostrar si de verdad está preparado para jugar un grande, o si por el contrario, tendrá que buscarse la vida en otro club. Ha empezado el año de la peor manera posible, lesionado y sin hacer pretemporada, pero sabe que en Can Barça no hay excusas, y como el talento le sobra, de él depende dar ese paso definitivo que le permita adquirir los galones que siempre se le han presupuesto. Además este año jugará en la posición que mejor conoce, la de interior, dentro del esquema 4-3-3; una posición que acentúa su principal virtud, la capacidad de desequilibrar un partido con un regate, una asistencia, o un remate a gol. Las esperanzas depositadas en él son inmensas; si se acostumbra a manejar bien la presión -ayuda y experiencia paterna no le van a faltar- que genera un club como el Barcelona, tendremos Thiago para rato.