miércoles, 1 de diciembre de 2010

No diga fútbol, diga Barça...

Por fin llegó El Clásico, el partido de los partidos, el de los goles, el de la emoción, el único, el imprescindible, el de las emociones,... Pocos, muy pocos partidos pueden competir en pasión con un Barcelona Real Madrid, si hablamos de fútbol llegamos fácilmente a la conclusión de que es el mejor partido del mundo. El país se paraliza, las televisiones y las radios llevan a cabo una cobertura absoluta y las redes sociales echan humo en las horas previas y posteriores al Partido. En definitiva, se respira fútbol por los cuatro costados.

El Madrid llegaba a Barcelona con una carta de presentación impresionante, invicto y con unos números que invitaban a soñar. Al frente de la expedición blanca nos encontramos probablemente las dos personas más engreídas del mundo del fútbol, el primero su entrenador, The Special One (or The Special Five según la prensa griega), un técnico provocador que tiene tan alto el ego como las cifras de su cuenta bancaria; fue la gran apuesta del Ser Superior para este verano. El segundo en cuestión es Cristiano Ronaldo, un superclase, tan prepotente como su entrenador, con condiciones de sobra para poder llegar a ser el segundo mejor del mundo. De Mourinho lo único que puedo decir es malo, no me gustan ni sus formas ni su fútbol, bien es cierto que cuenta con un notable palmarés, pero igualmente cierto es que siempre ha contado con unos inmensos presupuestos y con unas sobresalientes plantillas. El año pasado hizo parecer al Inter un equipo pequeño, contando en sus filas con un elenco de fenomenales jugadores internacionales. Y de Cristiano, ¿qué decir de Cristiano que no se haya dicho ya? Un jugador fenomenal que pierde la cabeza en los partidos clave, sólo le preocupan las cámaras, pero cuando llega una gran cita se abstrae y se olvida de que es uno de los mejores jugadores del mundo. Del Madrid poco más se puede concluír, sólo destacar alguna acción defensiva y poco más. El Barça sabía que Xabi Alonso era el motor del equipo y lo supo gripar a la perfección. Casillas y los centrales únicamente buscaban la opción del pelotazo a Cristiano o al perdidísimo Benzemá. En el momento que intentaban combinar más de dos pases seguidos, la espartana presión blaugrana acababa robando la pelota. Como nota negativa, la abominable actuación de Ramos al final del partido. Fruto de la impotencia, este "cani" barriobajero sevillano, mostró al mundo toda su inteligencia, su saber estar y su buen comportamiento propinándole a Messi una patada salvaje, digna de un carnicero como él, o como su compañero de matanzas, Pepe, dicho sea de paso que me sorprendió bastante que el zaguero portugués acabase el partido.

En el otro lado de la balanza tenemos al Barça, probablemente el mejor de todos los tiempos encabezado por el mejor jugador de la historia. Por más crónicas y artículos de opinión que leo sobre El Clásico, no consigo encontrar a nadie que haya visto un equipo mejor. Su dominio fue absoluto, rotundo, simplemente avasalló a su eterno rival y se permitió el lujo de perdonar una goleada mayor. Daba la sensación de que si el Barça hubiese necesitado 8 ó 9 goles los habría podido marcar. Los jugadores estaban rabiosos, mucho más agresivos que de costumbre, se comieron al Madrid de la cabeza a los pies. Tenían una deuda consigo mismos y la saldaron con creces. Fueron conscientes de que el año pasado fueron superados por un Inter inferior y de ninguna manera podían permitir que sucediese lo mismo el día del 111 aniversario de su club. Mourinho y especialmete Cristiano, con sus continuas declaraciones, ahorraron a Guardiola todo el trabajo de la motivación previa al partido. Los blaugrana salieron hiperconcentrados, nunca les había visto así, sabedores de su débil mentalidad, a Cristiano le dejaban recado en todas las acciones. Recuerdo a Valdés fuera de sí sacándole la amarilla en la primera trifulca del partido, Iniesta más de lo mismo, sólo le he visto alterado contra el portugués; Puyol se pasó el partido a 200 pulsaciones persiguiéndole por todo el campo y desquiciándole a la finalización del mismo; incluso Pedrito tuvo la osadía de chocarle el hombro desafiante al más puro estilo NBA. Todo les funcionó, el Barça fue una máquina de matar que combinó a la perfección el toque holandés, la magia brasileña, el orden soviético y la agresividad de las islas Británicas. Es un equipo perfecto, todos son buenísimos y además humildes, son conscientes de que tienen que trabajar para Messi, porque luego éste les permite explotar más y mejor sus recursos. El único detalle táctico del partido que me llamó la atención fue el continuo intercambio de posición entre Piqué y Puyol. Esto fue debido a que Cristiano, sabedor de su inferioridad ante Piqué, comenzó el partido por la derecha, al poco tiempo el zaguero cambió su posición y el portugués hizo lo mismo; se pasaron el primer tiempo jugando al gato y al ratón quedando Cristiano en evidencia una y otra vez. Yo me preguntaba a mí mismo, a ver, eres Cristiano Ronaldo, uno de los mejores jugadores del mundo, ¿de qué tienes miedo? Máxime cuando hace unas pocas semanas Cristiano fue capaz por primera vez de sentar a Piqué en el amistoso España-Portugal.

Florentino se ha gastado 500 millones para seguir por debajo del Barcelona, porque a los demás equipos ya eran capaces de ganarles Juande y Pellegrini. Lo peor de todo para ellos es que no pueden mirar para otro lado, el Barça y el Madrid están tan sumamente ligados que les imposible evadirse los unos de los otros y los otros de los unos. En Madrid están desesperados, este año han renunciado a todos los principios de los que presume el madridismo, cuentan en sus filas con el entrenador y con el jugador más prepotentes, chulescos y provocadores del mundo. Da la sensación de que todo vale en Chamartín con tal de hundir a la flota barcelonesa, lo cual ahora mismo parece imposible. Me permito la licencia de aconsejar al Madrid de que es mejor no enfadar a la bestia y de tener más humildad, para así podrer salir únicamente derrotados del Camp Nou, en lugar de humillados.

La manita de ayer, no fue sólo una manita, fue la demostración de un estilo, la demostración de cómo se puede llegar a ser los mejores a través del trabajo, del talento y de la humildad. El mundo entero alaba y babea con el juego del Barça, pero salvo el Villarreal, ningún equipo en el mundo se atreve a copiar su estilo. Buen juego y victorias, ¿qué más se puede pedir? El Barcelona ahora mismo está por encima de los títulos, lo que consigue cada domingo es un título en sí mismo. A la típica pregunta de: ¿y si este año al final no ganáis nada? Volveré a responder lo de siempre, que me quiten "lo bailao". Se disfruta tantísimo con este equipo que se le perdona hasta perder con un Inter de Milán cualquiera. A fin de cuentas a quien se recordará con el paso del tiempo es a este Barcelona, ahora sí que lo proclamo, el mejor equipo de todos los tiempos.