Hace escasas semanas se hacía oficial la retirada definitiva del fútbol de élite de uno de los jugadores más espectaculares, sino el que más, de la historia moderna del fútbol. Ronaldinho vuelve a su lugar de origen, la liga brasileña, ese torneo tan apreciado por las viejas glorias brasileñas que algún día forjaron una leyenda en Europa. Ronaldinho se va ahora, pero muchos sabemos que su retirada oficiosa se produjo en 2006, tras conquistar Liga y Champions con el Barça. Ese mismo año, se disputó el Mundial de Alemania. Ronaldinho jugó con la Canarinha y no pudo repetir los éxitos obtenidos con el Barcelona durante esa temporada, ya que Brasil quedó apeada en cuartos ante Francia. Ese mismo día Ronaldinho decidió dejar el fútbol.
Para hablar de Ronaldinho hay que remontarse al verano de 2003. Laporta acababa de ganar las elecciones y necesitaba un golpe de efecto para ilusionar al barcelonismo. Tras el frustrado acuerdo con el Manchester United por David Beckham, la nueva junta decidió lanzarse a por el fichaje del gaúcho, el cual tenía todas las papeletas de no acabar en el Barça. Por un lado estaba el Real Madrid, que parecía tener un acuerdo cerrado con el PSG para la contratación del futbolista en el verano siguiente. Pero como Ronaldinho no estaba a gusto en París y el club quería vender cuanto antes, la puja se redujo a Barcelona y Manchester United. Los blaugrana realizaron una oferta inicial y final de 24 millones de euros, mientras que los de Manchester ofrecían una cifra algo superior. Cuando la operación parecía hecha en favor de los ingleses, Ferguson decidió retirar la oferta y renunciar así al que se convertiría en los años sucesivos en el mejor jugador del planeta. El Barcelona por su parte llevaba varios años a la deriva sin la posibilidad siquiera de ganar un título, pero el hecho de convertirse en el buque insignia del nuevo proyecto, el atractivo de la ciudad, y su amistad con Sandro Rosell, le hicieron decantarse finalmente por la oferta culé. Ronaldinho aterrizaba así en el Barcelona, ciudad en la que viviría sus años más dorados.
Su adaptación al equipo no fue nada fácil. En un principio Rijkaard le hizo jugar de mediapunta, en un 4-2-3-1, con Quaresma y Luis García en las alas. El equipo no funcionaba y daba la sensación que se seguía sin encontrar el rumbo. Rijkaard llegó a confesar a la directiva que Ronaldinho era muy bueno pero que no sabía dónde hacerle jugar. Llegó la segunda vuelta y todo cambió. Se fichó a Davids, y con él se produjo un cambio de sistema que desplazó a Roonie a la izquierda y fue ahí donde desarrolló su verdadero potencial. Desde mediados de la temporada 2003-04 hasta el final de la temporada 2005-06, el brasileño llenaba las portadas de los periódicos, los telediarios, las radios, etc. El repertorio de goles, asistencias, y jugadas imposibles es, a día de hoy, verdaderamente difícil de recordar en su totalidad. Ronaldinho era el espectáculo hecho futbolista, era uno de esos jugadores por los que merecía la pena pagar una entrada y ver un partido; siempre dejaba algo para el recuerdo. Era puro show-time, algo así como el Magic Johnson del fútbol. Se pueden encontrar mejores futbolistas, el mismo Messi, pero es prácticamente imposible recordar un jugador que fuese tan efectivo como espectacular al mismo tiempo. Sabía combinar a la perfección el hecho de jugar para el equipo y para la grada al mismo tiempo. Basta con escribir en "Youtube" su nombre para encontrar un sinfín de vídeos espectaculares con los que podremos disfrutar siempre. Su legado sencillamente es magia. Samuel Eto'o reconoció en un Informe Robinson su enorme admiración por Ronaldinho, contó como en los grandes partidos se le acercaba antes del comienzo y le decía: Negro, tú corre que el balón te llega solo. Y así era, el brasileño y el camerunés formaron la mejor dupla del mundo durante esos años. Sencillamente Ronaldinho amaba al fútbol y el fútbol amaba a Ronaldinho.
Acabó la temporada 2005-2006 y con ella Ronaldinho. Tras un discreto Mundial y una irregular pretemporada, O Rei empezó su declive. Esa misma temporada el Barcelona se dejó remontar por el Madrid una Liga que tenía ganada. Ronaldinho, tras cuajar un año discreto, alegó que todo se había debido a una mala preparación postmundial, se pensó que Roonie no había podido coger la forma en toda la temporada porque la pretemporada fue incompleta. Todos lo creímos, incluído el presidente Laporta, y le dimos otra oportunidad. Se equivocó Ronaldinho, nos equivocamos todos. La temporada siguiente fue un verdadero calvario a pesar de la consagración de Messi. El Barcelona deambuló en la Liga y acabó a unos 20 puntos del Madrid, con pasillo de campeón incluído. En la Champions, ayudados por la facilidad de los cruces de octavos y cuartos, se plantaron en semifinales y el título se puso a tiro dos años después. Contra el Manchester y en Old Trafford, el equipó simplemente murió. El ciclo se acabó cuatro años y medio después. El Teatro de los Sueños fue el escenario perfecto de un réquiem anunciado.
Ese mismo verano Laporta decidió dar un vuelco radical a la situación destituyendo a Rijkaard y vendiendo a Ronaldinho y Deco. Tres de los cuatro pilares del proyecto dejaban el club, el otro, Eto'o, duraría sólo una temporada más. Durante estos dos últimos años en blanco Ronnie y su amigo Deco no le hicieron ningún bien al club; incluso fueron los protagonistas de una anécdota en un viaje del equipo de regreso de Zaragoza; ambos, en lugar de regresar con la plantilla, realizaron el viaje de vuelta por su cuenta, parando a su vez por el camino en unos cuantos burdeles. Pues bien, tanto Roonie como Deco eran vendidos ese mismo verano al Milan y al Chelsea respectivamente. Ambos eran ya exfutbolistas y se dedicaron a dar tumbos y exprimir las arcas de sus clubs, al mismo tiempo que jugaban con las ilusiones de aquéllos que en algún momento creyeron en su resurrección. Ronnie engordó y yo personalmente sentía pena cada vez que le veía caminando por el campo con la Rossonera puesta. Ni siquiera era capaz de mostrar destellos. Ronaldinho caminaba a pasos agigantados hacia su tumba futbolística.
Como ya sabemos, el brasileño está ya de vuelta en su país. Como aficionado al fútbol sólo le puedo desear suerte tanto en lo deportivo, lo poco que le queda, como en la vida. A pesar de sus dos años y medio de carrera, Ronaldinho será recordado como uno de los más grandes, probablemente el más mágico de todos, será recordado como aquel jugador capaz de levantar del asiento a toda la grada del "Estadi", incluso fue capaz de levantar al Bernabéu en una ocasión. El Camp Nou tuvo la oportunidad de despedirle en el pasado Trofeo Joan Gamper, y evidentemente fue despedido como lo que fue, un grande. Dio tantas alegrías al Barça que se le perdonó todo. Era tan bueno que incluso en los dos años de declive dejó una gran cantidad de destellos de su clase. Como ya he dicho antes su legado es inmenso. Ningún aficionado al fútbol olvidará nunca al gran Ronaldinho, al del regate imprevisible, al del pase mirando a la grada, al de la falta imposible (recuerdo la del Werder Bremen), al de los goles de todos los colores, al de la sonrisa infinita,... Es por esto por lo que simplemente le deseo suerte. Gracias O Rei, nunca te olvidaremos.